Recuerdo que hace años, aprox. 8 años, cuando tuve a cargo la tutoría de un curso virtual, ninguno de mis alumnos no había llevado cursos virtuales antes, no tenían mayores referencias y por lo tanto, buscaban en mi la voz autorizada que los orientara en todo lo que había que hacer durante su experiencia con el elearning. Este perfil tenía sus puntos a favor y puntos en contra. Lo positivo de ello es que en verdad podía decirles que exactamente lo que necesitaba que hicieran y estaba segura que lo seguirían paso a paso, no habían muchos reclamos, sino mas bien era una figura de un alumno "ciego" que necesitaba que le proporcionen la información y pauta para todo. Lo negativo de esta figura es que el tutor terminaba recargado de trabajo "repetitivo"pues el trato personalizado terminaba siendo agotadoramente similar para con cada alumno, además de que era hasta cierto punto desmotivante que no haya mucha productividad en el rol del participante, tal como en la presencialidad se podía empezar a visualizar.
En los últimos años, soy testigo de que este rol ha venido cambiando y me animé a escribir este post porque la semana pasada inicié la tutoría de un grupo de 80 personas, de las cuales al menos el 70% ya había pasado por procesos de capacitación virtual. Luego de una actividad programada, muchos de ellos no pudieron acceder a la actividad y empecé a recibir correos de los participantes indicando que necesitaban que esta sea reprogramada y algunos de ellos alegaban que esto era posible pues lo habían vivido en otras experiencias virtuales. Allí tomé conciencia en verdad de este nuevo rol que me exigían como tutora, ya no era necesario perseguirlos para identificar que pasó en la ausencia de una actividad sino que me planteaban el reto de ofrecerles nuevas alternativas y moderar sus opiniones!!! muy alentador saber que se esta forjando un rol más activo por parte de los participantes virtuales!
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